Practicar sexo delante de la webcam. Así fue el primer día que lo hice

Practicar sexo delante de la webcam. Así fue el primer día que lo hice

Todos tenemos fantasías sexuales que, con suerte, podemos ir cumpliendo a lo largo de nuestra vida. Una de las mías era la de ponerme delante de una cámara mientras disfrutaba del placer más intenso con mi chico. Lo había hecho ya antes, grabándonos vídeos privados, y aunque estaba bien, no era ni mucho menos tan morboso como imaginar que al otro lado de la cámara había miles de personas viéndonos disfrutar. Era algo que me ponía muy cachonda, peor que también me daba muchísima vergüenza, por eso tarde un poco más de lo habitual en decidirme. Se lo comenté a mi chico y él me dijo que estaba dispuesto a hacerlo. Aquello me dio el empujoncito que me faltaba.

Sabía que había muchísimas páginas web dedicadas a emitir shows sexuales en todo momento, así que hice un repaso por algunas de las que parecían más interesantes, y me decidí por una de las más grandes. Ya que lo hacíamos, íbamos a hacerlo en condiciones, siendo vistos por el mayor público posible. Así que una noche, después de cenar fuera y de ponernos cómodos al llegar a casa, encendimos el ordenador, colocamos la webcam en  un plano adecuado para que captara todo lo que iba a ocurrir en la cama… y nos dejamos llevar, ofreciéndonos al placer delante de miles de ojos que podrían deleitarse con nuestros cuerpos desnudos, y ver todas las guarradas que nos gustaba hacer en la intimidad.

La vergüenza inicial a desnudarse

He de reconocer que al principio yo estaba bastante cortada, porque aquella situación era nueva para mí, y aunque te lo imaginas un millón de veces, al final siempre te entran las dudas. Tengo un cuerpo bonito y muchas veces incluso hago topless en la playa, porque me gusta mostrarlo, pero esto era otra cosa. Era algo más íntimo, pero a la vez más público, porque había un montón de gente conectada a nuestro canal en directo. Empezamos muy poco a poco, besándonos y desnudándonos de manera muy suave. Yo decidí ponerme un conjunto de lencería precioso, ya que era una ocasión especial.

Mi chico me ayudó bastante a quitarme de encima la vergüenza. Él sabe perfectamente cómo ponerme a tono, y gracias a sus besos y a sus caricias, poco a poco me fui calentando cada vez más, hasta que me desnudé por completo. Estaba pendiente de él todo el tiempo, pero a veces echábamos algún que otro vistazo a la pantalla, incluso descubrimos que había una sección donde la gente podía dejar comentarios. Ya os podéis imaginar lo que soltaron sobre mis tetas y mi culo. Cuando me desnudé por completo y empecé a juguetear con mi coñito rosado, la gente casi se volvió loca.

 

La excitación al saber que todos te están mirando mientras follas

La cosa siguió calentándose y mi chico me ofreció su miembro para que se lo chupara, y con lo cachonda que estaba, yo me lo metí en la boca del tirón. Me emplee a fondo y sé que lo notó, porque estaba encantado con la situación. Le miraba constantemente, y también para la cámara, porque quería dar un buen espectáculo. Siempre se me ha dado bien eso de mamar, y creo que a mi novio es una de las cosas que más le gusta de mí, así que pasamos un buen rato de esa manera, primero el de pie y yo de rodillas y luego en la cama, haciendo el 69, con mi cara comiéndole la polla en primer plano, delante de la cámara. Aquello parecía estar gustando también a nuestros espectadores…

 

La desinhibición total y el aumento de la adrenalina

Nos dejamos llevar y por supuesto, acabamos follando como salvajes delante de la cámara. He de reconocer que al principio me cohibía un poco el tener a tantos ojos pendientes, aunque no pudiera verlos, pero luego decidí quitarme de encima los tabúes y los miedos, y entregarme por completo a la pasión. Hicimos absolutamente de todo y demostré que cuando quiero puedo ser la más zorra del mundo. Mi chico se portó como un campeón y duró muchísimo, siempre cambiando de posturas. Incluso bajo a darme sexo oral, algo que según decía, no le gustaba mucho.

Estábamos completamente desinhibidos y nos dejamos llevar por completo, pero la cámara seguía ahí, algo que nos ponía aún más cachondos. Nos subía la adrenalina y el deseo se hacía más y más salvaje. Aun así, aguantamos bastante y dimos un buen show, de algo más de media hora. La gente acabó muy contenta y pidiendo más, pero lo cierto es que nosotros estábamos muy cansados, y preferimos dejarlo ahí. Nos dormimos con la satisfacción del polvo y de haber cumplido una fantasía muy especial.  

 

Me quedé con ganas de repetir

Cuando le planteé a mi chico eso de follar delante de una webcam y emitirlo en directo por Internet, incluso yo tuve dudas de que fuera una buena idea. Ya no solo por lo que suponía al exponerse, sino porque podía generar algo raro en nuestra relación. Por fortuna, la cosa salió incluso mejor de lo esperado, y la verdad es que desde entonces estamos deseando repetir, aunque estamos buscando la mejor manera de hacerlo, porque esto no se puede quedar así.